3 de Mayo – Día Mundial de la Libertad de Prensa

Libertad de Prensa

«Libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír.» George Orwell

El 3 de mayo de 1993 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Se escogió esta fecha para que coincidiera con el aniversario de la Declaración de Windhoek (1), un documento elaborado por representantes de medios de comunicación africanos en ocasión de un seminario organizado por la UNESCO. En ese documento, paradójicamente, los países cuya libertad no es más que una mera expresión de deseo, terminaron recabando los principios de la Libertad de Prensa.

Dentro del referido documento pueden leerse una serie de declaraciones que, no solo no se han llevado a cabo, sino que siguen alejándose completamente de los fundamentos que le dieron origen: “De conformidad con el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, el establecimiento, mantenimiento y fortalecimiento de una prensa independiente, pluralista, y libre son indispensables para el desarrollo y mantenimiento de la democracia en un país, así como para el desarrollo económico.”

Hoy, 3 de mayo de 2023, se cumplen 30 años de este llamado a la Libertad de Prensa. Sin embargo, hace apenas 3 años, el mismo Organismo corrupto que ha pregonado su celebración fue el principal mentor de la censura a nivel mundial. ¿Se acuerdan cuando en los medios masivos la única voz autorizada era aquella que proclamaba “quedate en casa”? ¿Recuerdan qué pasaba con aquellos que tenían otros mensajes, por cierto, tan diferentes y opuestos a la unánime bajada de línea de la ONU y sus satélites parasitarios?

Por mencionar dos casos de relevancia, el Presidente de Tanzania, John Magufuli, “murió por Covid-19” en 2021. Casualmente, en sus discursos se pronunciaba abiertamente en contra de la existencia del coronavirus. Por su parte, el Presidente de Haití, Jovenel Moïse, quien se opuso a la vacunación contra el Covid-19, fue asesinado en su residencia privada. Dos muertes sospechosas, en circunstancias no esclarecidas y cuyas investigaciones se encuentran en manos de los mismos que promueven la tan ansiada Libertad de Prensa. Pero con un mismo hilo conductor: ambos ponían en duda lo que estaba prohibido negar. Y para ellos, la Libertad de Prensa, no tuvo un final feliz.

Como podemos apreciar, estamos atrapados en un círculo vicioso teñido de promesas e igualdad de expresión. Pero lejos de ser libres al momento de opinar, estamos cada vez más encerrados en una espiral de mentiras y engaños y el precio que pagamos por alejarnos de tales calumnias, nos puede llevar a terrenos por demás pantanosos, incluso a costa de pagar con nuestra propia vida.

(1) Declaración de Windhoek

 


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