Nueva Medicina Germánica y salud soberana: entrevista con Felicitas Von Petery

 

A modo introductorio, les voy a contar brevemente cómo conocí a Felicitas, ginecóloga con enfoque holístico y especialista en 5 Leyes Biológicas.

A Feli la conocí gracias a una mala experiencia con el equipo de ginecólogas al que solía asistir. Recuerdo esa última consulta en la que me atendió una doctora que se había incorporado al equipo recientemente y estaba dando sus primeros pasos en la profesión. Sin conocerme (y lo que es peor, sin escucharme), se limitó a redactar un arsenal de recetas con miles de estudios «preventivos», sin siquiera dejarme emitir opinión. Debo confesar que, en otro momento de mi vida, hubiese agachado la cabeza y accedido a todo sin chistar, pero hoy, con un poco más de consciencia sobre mi cuerpo y mis necesidades, sé que soy yo quien tiene la última palabra. Y así, sin más, fue como cerré la puerta de ese lugar para no volver.

Sin embargo, gracias a esa experiencia conocí a Felicitas, un ser humano fabuloso que contiene a sus pacientes, profesional y humanamente. Por eso, desde este humilde lugar me atrevo a sugerir, a quienes estén necesitando un cambio o ya no resuenen con modelos obsoletos, que busquen otras alternativas. Hay doctores muy capaces y otras miradas sobre el cuerpo humano y los procesos biológicos…

Bueno, ahora sí, sin más preámbulos, les comparto esta imperdible entrevista, esperando les sea de utilidad y, sobre todo, deseando que les de la valentía y el coraje para transformarse en soberanos de su propia salud.

Sos médica especialista en ginecología y por muchos años ejerciste la carrera de manera tradicional, de acuerdo al modelo alopático. ¿En qué momento comenzaste a utilizar un enfoque holístico?

Podemos definir al abordaje holístico como un abordaje que contempla más de una esfera del individuo, no solamente la esfera orgánica, sino también la que tiene que ver con la psique y el entorno, como una visión más integral del individuo y no como un conjunto de órganos que funcionan en forma sincronizada dentro de un organismo. Yo siempre fui un bicho raro y creo que se terminó de poner de manifiesto cuando estaba en cuarto año de la residencia y se me ocurrió hacer un posgrado en sexología. Mientras la gran mayoría de mis compañeros elegía el posgrado de mama, a mí me interesaba ayudar a las mujeres desde otro lado. Sentía que en las consultas no tenía respuestas con un marco teórico, y aunque podía pensar estrategias desde la experiencia personal, eso me resultaba poco “serio”.

Entonces realicé un posgrado de sexología clínica en la Universidad de Favaloro y ahí sí ya el componente psique, el componente percepción del entorno y el componente creencia empezaron a entrar a la esfera de mi consulta, porque la gran mayoría de los síntomas sexuales, desde el modelo convencional, se considera que son resultado de temas que tienen más que ver más con la psique que con lo orgánico. Podría decir que desde ahí ya empecé a incorporar un abordaje más holístico, pero lo limitaba a las consultas que tenían que ver con los síntomas sexuales y algunos síntomas de la vulva.

Durante mucho tiempo me desempeñé como especialista de vulva, ya que desde la medicina convencional este es el abordaje, observar lo pequeño para ver más de cerca los procesos y desde ahí comprenderlos mejor. Hoy, después de muchos años, me doy cuenta que el mejor abordaje es el opuesto. La famosa frase de no perderse el bosque por solo contemplar el árbol o una porción del tronco. Entonces, si bien había comenzado a incorporar un abordaje holístico, no lo terminaba de incorporar a todas mis consultas. No se me ocurría contemplar el aspecto de la psique en un cuadro infeccioso, o en otro tipo de consultas, por ejemplo, en aquellas donde observaba cambios en la mucosa del cuello uterino. Digamos que el enfoque holístico no tuvo en mis comienzos una onda expansiva.

¿Qué hechos o factores te hicieron dar un giro de 180 grados respecto al abordaje de la profesión?

Respecto a dar un giro de 180 grados, creo que mis circunstancias fueron comunes a lo que le sucedió a otros profesionales que hicieron este cambio de mirada: una experiencia personal. En mi caso tuvo que ver con  una suma de síntomas muy banales pero crónicos a los que no les encontraba motivo dentro de lo que me habían enseñado. Hacía todo bien, los análisis de laboratorio me daban bien, pero el cansancio crónico y ciertos dolores alteraban mi calidad de vida. Ahí empecé a indagar en el tema de la alimentación.

Lo primero que pensé desde un punto de vista muy mecanicista (porque esa es la mirada desde la que nos forman a los médicos) era que el problema del “auto” podía estar en la “nafta”. Entonces me senté a leer toda la literatura actualizada disponible en relación a nutrición. Me devoré libros y papers, y encontré que muchos de los dogmas que tenemos los médicos en relación a la alimentación carecían de evidencia y hasta se contradecían con los procesos fisiológicos.

En esta instancia de mi búsqueda aparecieron los conceptos de “biohacking”, “salud mitocondrial”, “medicina funcional” que, en definitiva, no tienen una mirada realmente distinta – siguen viendo a la enfermedad como una falla –  pero contemplan otros aspectos que tienen que ver con la cotidianidad del individuo y su estilo de vida; como por ejemplo el sueño, el ejercicio físico y la alimentación. Estas intervenciones sin duda generan cierto alivio de síntomas objetivable, aunque pueden ser difíciles de mantener en el tiempo.

Pero, ¿cómo puede ser que necesite realizar estas modificaciones si yo antes comía cualquier cosa y no tenía ningún síntoma? ¿Qué pasó? ¿Se rompió todo y entonces ahora tengo que comer de esta manera porque se me generan intolerancias múltiples? No me cerraba esta idea, no podía ser esa la respuesta. Aclaro que considero que está bueno plantearse una alimentación más natural, priorizar el sueño, hacer ejercicio físico, tomar en cuenta todas esas señales que nos conectan con el equilibrio del organismo. Por eso empecé a incorporar el aspecto alimentario en las consultas. Sin embargo, notaba que a algunos les iba muy bien y a otros no les representaba ningún cambio, con lo cual me di cuenta de que ahí tampoco estaba la respuesta a lo que yo andaba buscando.

¿Qué relación podes establecer entre Bechamp y Pasteur desde la mirada de la Nueva Medicina Germánica?

Por este camino de la alimentación llegué a la famosa teoría del terreno de Bechamp, contrapuesta a la teoría de los gérmenes de Pasteur. Para Pasteur, los microbios son los malos de la película. Bechamp, en cambio, afirmaba que cuando el terreno estaba alterado, eran los microorganismos los encargados de restablecer el equilibrio perdido. A la luz de mi compresión actual, considero que debemos empezar a mirar a los microorganismos como simbiontes útiles y necesarios, no como algo sin sentido o con una agenda propia, narcisista, que viene a capturarnos. A partir de este concepto, me planteé la posibilidad de implementar estrategias para modificar el terreno de mis consultantes en un intento de evitar la necesidad del trabajo microbiano, obviamente todavía inmersa en esta mirada dual de “lo bueno” y “lo malo”.

La medicina natural por ejemplo (que se basa en un modelo vitalista) comprende a los síntomas como expresiones de reparación o detoxificación del organismo y en sus prácticas busca asistir el restablecimiento del equilibrio facilitando o potenciando estos procesos. La hipótesis de “intoxicación” es una que siempre tengo en mente, sin embargo considero que no es la causa de la mayoría de las expresiones sintomáticas que vemos en la práctica habitual. En este modelo, salvo raras excepciones, tampoco estaba la respuesta a mi gran pregunta: ¿cuál es el origen de la enfermedad?

Antoine Bechamp y Luis Pasteur

¿Cuándo te interiorizaste en el modelo de las 5 Leyes?

Finalmente, en el 2019 me cruzo con el modelo de las 5 Leyes Biológicas del Doctor Hamer, que da un giro de 180 grados en cuanto a la interpretación de estos cambios biológicos que llamamos enfermedad… y de repente, siento como si me hubieran encendido la luz. Ahora empieza a cobrar sentido cómo es que este envase natural supera obstáculos y aprende. Desde esta mirada, por ejemplo, la inflamación – mecanismo por el cual la biología repara tejidos – no es ni buena ni mala, sino simplemente necesaria. A la biología no le importa la “calidad de vida”, le importa la supervivencia.

Como saben aquellos que conocen este modelo, está basado en 5 leyes biológicas, y considero que todas son igual de importantes, sin embargo es la quinta ley: la quintaesencia, la que realmente lo separa de los otros modelos que estudié. El concepto de sentido biológico, de los cambios en pos de la supervivencia del individuo o de su manada. Aclaro que conocer este modelo no te salva ni de la muerte ni de enfermarte, pero desde esta mirada esos cambios que llamamos enfermedad son soluciones biológicas a obstáculos inesperados que nos presenta el entorno.

Dejamos de tener ese concepto de salud y enfermedad para tener un concepto de individuo vivo, fluido y dinámico, todos fenómenos que implican que uno permanentemente está cambiando y volviendo al equilibrio. Muchos de esos cambios son imperceptibles, por eso no nos enteramos, pero todo el tiempo de alguna manera nos estamos enfermando y sanando. Eso es aprendizaje biológico.

Según el modelo de las 5 Leyes Biológicas del Doctor Hamer podemos observar de manera mucho más precisa la relación entre nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestras emociones. ¿Qué rol crees que cumple nuestra biología desde esta mirada?

En relación a la biología, la mente, las emociones y el cuerpo, el enfoque de las 5 Leyes es un modelo mente-cuerpo que incorpora a la psique, al cerebro, a las emociones, a los tejidos y a los órganos como un todo indivisible. A nivel teórico los podemos estudiar por separado, pero en la práctica es un todo que funciona sincrónicamente.

Desde esta mirada, la psique se comporta como parte de la biología y está en todos lados. Probablemente el dedo gordo de mi pie tenga psique en el sentido de que además de tener su función motora y de sostén, es también una herramienta de percepción de mi entorno. Podemos decir que hay cosas objetivables y hay otras que son individuales de la persona. La psique tiene varios filtros: tiene un filtro de ser vivo, un filtro de especie y un filtro de individuo. Algunos de esos filtros los podemos elegir y otros no. Por ejemplo, el filtro de ser vivo es algo que tenemos simplemente por estar vivos, el filtro de especie tiene que ver con el hecho de pertenecer a una especie y heredar su aprendizaje.

Cuando un niño escucha el rugido de un león ya sabe que es un riesgo y lo tiene codificado desde antes de su nacimiento, es un aprendizaje biológico. Luego vienen los filtros de la psique que aparecen a través de nuestra crianza, las creencias de la sociedad en la que estamos inmersos, los valores familiares, nuestras experiencias previas… todos estos ingredientes también le van poniendo un colorido a nuestra percepción de la realidad única, irrepetible y dinámica.

Esa percepción de la realidad individual es la información que recibe la biología, o sea, por un lado, cuando salgo a la calle y hace frío, la biología objetivamente puede ayudar a adaptarme a esa temperatura que cambió bruscamente, mediante cambios biológicos como la vasoconstricción de vasos sanguíneos periféricos o la piloerección, o desde el lado del comportamiento frotándome el cuerpo o yendo a buscar un abrigo. Aparte está la creencia de que el frío me puede enfermar, y eso también puede activar una respuesta adaptativa.

O sea, existe una serie de situaciones que se ponen en marcha ante un estímulo y muchas de estas respuestas pueden haber sido aprendidas a lo largo de la vida. La psique vendría a ser este gran operador de percepción que le cuenta la realidad a la biología, ella responde de acuerdo a eso y el cerebro funciona como una suerte de integrador de la información.

¿Y qué rol crees que cumplen las emociones desde esta mirada?

Respecto al rol de las emociones desde el modelo de las cinco leyes debemos tener en claro que no vamos a modificar tejidos por una emoción, es decir, las emociones no son causa de los cambios que llamamos enfermedad. La emoción la comprendemos como  un síntoma de la psique de la misma manera que puede serlo el dolor, la fiebre o un espasmo muscular. La emoción busca un cambio en el comportamiento, por ejemplo, si tengo una situación que me genera contrariedad en el territorio, o sea una situación donde siento que no se me da mi lugar, puedo sentir ira. Esta ira es la nafta psíquica necesaria para el comportamiento de lucha, por ende, en este modelo las emociones no son causas sino consecuencias. Podemos trabajar en la emoción de la misma manera en que podemos bajar la fiebre, pero no estamos trabajando en la causa.

¿Qué beneficios traería la enseñanza de este modelo en los niños?

Considero que la clave está en enseñar este modelo a los niños para que no generen estas falsas creencias de “lo bueno” y “lo malo”. De esta manera, ellos podrían comprender sus síntomas como adaptaciones con pleno sentido, perderles el miedo – evitando la adaptación de otros tejidos – y hasta entender su causa.

Dr. Ryke Geerd Hamer

Tanto en la medicina como en otras disciplinas cuyo abordaje tiene al ser humano como eje, muchos aspectos a tratar son visibles y conscientes, pero muchos otros son invisibles e inconscientes. ¿Cómo podemos evitar caer en las garras de aquellos que solo promueven tratamientos invasivos?

El modelo de las 5 leyes es un modelo fundamentalmente diagnóstico extremadamente preciso, ya que contempla no solo la integridad del individuo y su entorno, sino también su carácter dinámico. Sin embargo, hay que aclarar que carece de terapéutica propia. Nos contesta el porqué y el para qué, pero no nos contesta el cómo. Ahora, si tengo una respuesta a esas dos primeras preguntas, es probable que se me empiecen a ocurrir respuestas para la última. Los que conocemos y aplicamos este modelo, no estamos en contra de ninguna herramienta terapéutica per se, aunque elegimos las herramientas para movernos en ciertas direcciones, partiendo de coordenadas muy precisas.

La intensidad de la herramienta a utilizar va a depender de la situación en la que se encuentre la persona que consulta. Me atrevo a afirmar que ninguno de nosotros dudaría en utilizar una o más herramientas intensas en casos de emergencia o de mucho compromiso del estado general. En otros escenarios, es probable que optemos por herramientas más blandas o hasta elijamos exacerbar los síntomas para empujar una reparación. El concepto es que ampliamos la caja de herramientas en vez de achicarla, pero en el marco de una compresión lo más precisa posible del proceso que tenemos en frente.

En relación a evitar caer en las garras de tratamientos demasiado invasivos, creo que la respuesta está justamente en conocer este modelo, ya que le devuelve la soberanía al individuo en relación a sus procesos de salud. Con esto me refiero a comprender los cambios que ocurrieron, perder el miedo y hacernos responsables de nuestros procesos. Aclaro que esto no significa dejar de realizarse una intervención quirúrgica cuando es necesaria o no cumplir un esquema antibiótico en ciertas situaciones.

La cuestión radica en – ante aquellas situaciones donde no hay riesgo de vida inminente o la calidad de vida no está muy comprometida – poder tomarse el tiempo para tomar decisiones en relación a la salud y buscar aquellos profesionales que ofrezcan más de una opción. A veces la medicina alopática tiene pocas opciones, que no necesariamente son malas, pero la falencia es que no comprende al individuo como un todo indivisible y dinámico. Puede pasar que una persona, por un tiempo, tenga que modular sus síntomas con una determinada medicación. Pero, ¿qué más vamos a hacer al respecto? ¿Vamos a entender por qué ese órgano particular cambió su forma de funcionar y que ese cambio puede ser algo transitorio?

Todo tiene que ser un traje a medida del individuo, teniendo en cuenta los cambios que está dispuesto a hacer, lo que lo saca del miedo y la interpretación/creencia que tiene de sus síntomas.

¿Qué nos dice la aparición del síntoma?

En cuanto al síntoma físico, su aparición básicamente nos habla de un cambio en el funcionamiento del organismo. La gran mayoría de los síntomas ocurren en la fase de reparación, es decir, en la fase de vuelta al equilibrio, pero hay síntomas que pueden aparecer durante los cambios adaptativos del organismo ante una situación de estrés. ¿A qué me refiero con situación de estrés? Me refiero a hechos/vivencias que toman a la persona desprevenida.

Por ejemplo, cuando el colectivo al que se sube diariamente para ir a trabajar, no frena. En ese momento acaba de tener una vivencia inesperada. La persona está llegando tarde a la oficina, tiene una reunión impostergable, compromisos importantes, etc., lo que puede superar su capacidad de gestión inmediata. Ahí, de repente, se activan respuestas en los 3 niveles (psique-cerebro-órganos) para resolver ese evento inesperado. Por supuesto que se trata de un ejemplo banal que nos dura unos minutos hasta que le encontramos una solución. Obviamente que cuando vemos síntomas perceptibles y medibles, suponemos que los cambios fueron más prolongados o intensos. La idea es que entendamos que todo el tiempo nos estamos adaptando y todo el tiempo estamos volviendo al equilibrio.

Ejerces la medicina desde una visión humana e integradora. ¿Cómo te sentís en este mundo donde reina la farmacia y la medicalización es una práctica tan extendida entre tus colegas?

La gran mayoría de mis colegas son muy buenas personas, pero la medicalización es la única herramienta que nos dieron. En la Facultad nos enseñaron a tapar síntomas. Detrás de eso habrá una intención para formar médicos en esa visión y con esas herramientas y no otras. Me da mucha lástima porque, con excepción de los que manejan emergencias únicamente, la ilusión que tenemos cuando estudiamos medicina es enorme y cuando nos empezamos a abrir de ese modelo nos damos cuenta de que los médicos no curamos nada.

La práctica médica, desde el paradigma del sistema, salvo algunas excepciones, es demoledora para el alma del médico, porque quien tiene una mínima capacidad de reflexión y de cuestionamiento llega un punto en el que pierde toda esa pasión que había al inicio, toda esa escucha y esa necesidad de ayudar al otro. Las consultas de 15 minutos, la incomprensión de los procesos y el tipo de vida que tiene que llevar un médico en el sistema para poder mantener un estilo de vida moderado, terminan demoliendo la profesión y hacen que se pierda la vocación.

Respecto a la industria farmacéutica hay que tener en cuenta que consiste en un complejo empresario con accionistas que buscan ganancias. No les podemos poner un mote de bueno o malo, los que deberíamos hacer el cambio, recurriendo a las herramientas valiosas y evitando las innecesarias, somos nosotros los médicos.

¿Por qué crees que dentro de la Universidad de Medicina no hay distintas ramas de estudio?

Creo que la respuesta está en revisar la historia de la medicina (materia que por algún motivo misterioso no nos enseñan en la facultad). Si hacemos revisionismo podemos observar que previo al informe Flexner existían distintas escuelas de formación para médicos. Eso se fue perdiendo y ganó hegemonía el enfoque biomédico basado casi exclusivamente en tratamientos farmacológicos. Es sabido que la industria farmacéutica participa activamente del proceso de formación de los médicos, de publicación de trabajos científicos y del establecimiento de protocolos terapéuticos.

Me encantaría que mis colegas conozcan otros modelos al menos para animarse a contrastarlos y empezar a trabajar en el consultorio de una manera que no solamente les va a dar mejores resultados, sino que además les va a devolver esa pasión original de  sentir que realmente están acompañando a las personas en sus procesos.

¿Hay algún documento, libro o película que recomiendes para este despertar de la consciencia?

Hay muchos, pero uno que recomiendo para comprender cómo funciona el sistema de salud hegemónico es: “Némesis Médica. La expropiación de la Salud” de Iván Illich. Allí se explica cómo el sistema médico, al estar intrínsecamente conectado con lo comercial, se convirtió en su propia trampa. Este sistema necesita incorporar aproximadamente 5% de clientes crónicos nuevos por año. Esto explica la necesidad imperiosa de este sistema de tratar con fármacos, lo que desde la mirada convencional conocemos como factores de riesgo y que previamente se manejaban con recomendaciones de cambios en el estilo de vida.

Otro ejemplo de esto es la modificación de los valores de referencia, que es otra estrategia para medicar más. No hace mucho tiempo, el valor normal del colesterol total era 290 mg/dL, pocos años después pasó a ser 240 mg/dL y actualmente es de 200 mg/dL. Ya se está hablando de bajarlo a 180 mg/dL. Esto incrementó exponencialmente la cantidad de personas que consumen estatinas (medicación que inhibe la síntesis hepática de colesterol). La pregunta es: ¿bajó la mortalidad por eventos cardiovasculares en la población? No, los eventos cardiovasculares siguen siendo la primer causa de muerte de la población general.

Además de un cuerpo biológico, tenemos un cuerpo emocional, psicológico y mental que necesitan convivir en armonía. ¿Qué rol o papel juegan los miedos, las inseguridades y la desvalorización cuando se rompe este equilibrio? ¿De qué manera podemos subsanarlo?

El miedo es una emoción necesaria que tiene que ver con generar un comportamiento biológico para preservarse, pero sirve en forma aguda, no en forma crónica. Padecer miedo crónico es sinónimo de agotamiento biológico, porque uno está permanentemente adaptando los mismos tejidos hacia la resolución de la amenaza – vivencia que activa el miedo – y no para reparar o hace reparaciones breves e incompletas. Sería como una maratón interminable. Como hemos visto en los últimos años (y sigue pasando) el miedo es una excelente herramienta para manipular al ser humano donde todos los esfuerzos biológicos están al servicio de la búsqueda de la seguridad, y se pierde la capacidad de acceder a funciones mentales más complejas que darían lugar al pensamiento crítico y al discernimiento.

En cuanto a la desvalorización, por un lado es positiva, ya que si yo como individuo considero que tengo todo logrado, no sigo avanzando y por lo tanto ¿para qué estoy acá? No le veo una carga negativa necesariamente a la percepción de desvalorización. El tema es si esa desvalorización no me mueve, haciendo que me ahogue en un vaso de agua. Todos estamos desvalorizados de alguna manera, la cuestión es ver hasta qué punto lo usamos como motor o como freno. Y todos tenemos nuestros  “vasos de agua”, esas situaciones sencillas que nos superan cuando hay otras extremadamente duras y difíciles que somos capaces de resolver sin pestañear. Esto tiene que ver con cada uno, creo que la vida nos repite ciertas vivencias hasta que dejan de ser “vasos de agua”.

¿Qué consejo le darías a aquellos que están buscando una medicina más humana, donde el respeto hacia el paciente y el derecho a ser escuchados sean valores innegociables?

El consejo es que busquen profesionales donde se sientan acompañados. La medicina del sistema tiene algo que es muy bueno y es que le quita la responsabilidad al paciente. La palabra «paciente» es muy acertada en este caso, ya que esta forma de abordar los procesos deposita casi la totalidad de la responsabilidad en el médico. Es una medicina para personas poco soberanas que, a mi entender, pone al médico en una situación medio injusta porque se tiene que hacer cargo de la salud de un tercero.

Las otras miradas, en cambio, son siempre una invitación a que los cambios los elija y haga la persona, asumiendo la responsabilidad de sus procesos, lo que por supuesto conlleva un esfuerzo mayor. Como médica con una mirada un poco más amplia, creo que independientemente del modelo de atención que elija la persona, lo que tiene que primar es la amorosidad y la escucha.

¿Qué opinas de la Medicina Preventiva?

Mi opinión – poco popular y me hago cargo – sobre la Medicina Preventiva es que no existe. A ver, yo puedo tomar precauciones para minimizar impactos cuando salgo a andar en bicicleta por la ciudad, y puedo evitar ingerir sustancias químicas no aptas para el consumo. Y eso es prevención. Sin embargo, la idea de hacer estudios en personas sanas, en busca del cambio imperceptible que ocurrió en un tejido no me parece una buena estrategia de prevención.

Conociendo el modelo de las 5 leyes, me preocupa más el impacto que puede tener a nivel de la percepción el evento inesperado de un sobrediagnóstico o un falso positivo. Lo cierto es que ambas situaciones ocurren cotidianamente con los estudios “preventivos” que se le recomienda a la población sana. Sin embargo, si uno comprende que los cambios que llamamos enfermedad ocurren como respuesta biológica adaptativa a eventos inesperados que sobrepasan la capacidad de gestión del individuo, también comprende que esos cambios por definición son inevitables e imposibles de prevenir.

Contacto Instagram: Bio Healing Studio


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1 comentario

  1. Me encantó la entrevista.!

    Busque en libro que cito la doctora, ya que investigo sobre dictadura sanitaria y el rol invasivo de la medicina actual dirigida por el fin económico de ganancias colosales de los laboratorios.

    El libro Nemesis medica la expropiación de la medicina de Ivan Illich, del año 1.975, tiene edición actual de otras editoriales privadas.

    Hay unas páginas donde puede descargarse.

    ejemplo:
    https://www.ivanillich.org.mx/Nemesis.pdf

    Hay varios blogs y publicaciones por ejemplo:

    https://www.elsaltodiario.com/coronavirus/nemesis-medica-en-la-era-del-coronavirus

    https://blogs.upm.es/nosolotecnica/2011/10/27/nemesis-medica-ivan-illich/

    Gracias por la entrevista y gracias a las respuestas y recomendación de libro de la Dra!.

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