Resumir los antecedentes profesionales de una persona puede ser una tarea sencilla o un trabajo bastante complejo. Algunas personas pueden tener estudios universitarios y otras pueden ejercer un oficio. Lo importante es la vocación y el empeño que se ponga en aquello que uno decida emprender.
Si me preguntan quién es Cecilia López, lo primero que diría en cuanto a su currículum vitae es que ha estudiado medicina y ejerce como cardióloga. Sin embargo, si me consultan acerca de Cecilia como persona, independientemente de su profesión, debo reconocer que esta flamante doctora, más allá de atender pacientes, es un ser humano sencillo, agradable y encantador.
Tendría mucho más para decir, pero la última palabra la tiene Cecilia. Los invito a leer la entrevista y reflexionar sobre los conceptos expuestos por esta gran médica.
¿Por qué decidiste estudiar medicina y de qué manera pensas que tu formación ayuda a las personas?
Es una pregunta que me remonta a muchos años atrás… Estaba cursando cuarto año en un colegio secundario con orientación docente y el contenido de la materia biología me acercaba los primeros indicios del cuerpo humano, sus órganos y tejidos, como así también los conceptos básicos de salud y enfermedad. Fue allí que comencé a experimentar una gran fascinación por esos temas. Cabe mencionar que en mi entorno familiar ya recibía información de conceptos biológicos en general, puesto que mi madre como profesora de ciencias exactas y biológicas distribuía sus libros en la biblioteca familiar. Creo que, bajo esa influencia materna, tanto la lógica como las matemáticas resultaron para mí un simple fluir, al igual que otras ramas como física y química. Sin embargo, la célula, como unidad biológica que constituye estructuras y sistemas más complejos en los diferentes seres vivos, se convirtió en el centro de mi atención. Fue desde ese momento que decidí que estudiaría medicina porque pretendía entender cómo funcionaba el cuerpo humano, cómo y porqué se enfermaba, comprender los mecanismos de este proceso y aprender a CURARLO (no incorporaba en aquel tiempo la palabra SANARLO, porque a mi entender apenas inicial, el cuerpo enfermaba porque algo externo alteraba esa maquinaria, y en el sentido contrario, si externamente modificaba ese suceso, podría revertirlo).
Respondiendo a la segunda parte de tu pregunta, desde mi perspectiva, tener este conocimiento básico adquirido en los años de estudios de la carrera, y luego, en mi caso, reforzada académicamente año tras año, abriéndome a incorporar nuevos conceptos y conocimientos de manera dinámica, me da las herramientas para acercar, ayudar, aliviar y acompañar al paciente en su TRANSCURRIR del PROCESO de ENFERMEDAD.
Desde marzo de 2020 la humanidad ha experimentado una situación bastante particular debido al covid-19, situación que ha dejado secuelas no solo a nivel sanitario sino a nivel individual y humano. ¿Cómo se justifica desde tu campo (la medicina) todas las medidas tomadas hasta la fecha? Como profesional de la salud, ¿qué acciones crees que fueron acertadas y cuáles crees que fueron un fracaso?
Lamentablemente todas las medidas que se tomaron para manejar esta situación han sido desacertadas y generadoras de graves consecuencias con impacto en la salud individual y poblacional y se vieron reflejadas durante el pasado año y desde allí hasta la fecha. Más aún, considero que dejaron estela en los meses por venir. Nunca en la historia de la humanidad se implementó una cuarentena para sanos, ni se persiguió una secuencia genética a modo de screening poblacional asociándola con la “portabilidad de un virus con atribuciones de letalidad”, y menos aún definimos “CASO” para referirnos a una persona sana, sin la presencia de síntomas ni signos y con la sola detección de un gen mediante una técnica de biología molecular que, en este caso, se usó la prueba de RT-PCR. Sin mencionar la baja especificidad de la misma.
Creo que la interpretación de algunos conceptos que vela la misma O.M.S. no fueron respetados, puesto que esta organización reconoce a la SALUD no sólo como la ausencia de enfermedad, sino como el equilibrio entre los aspectos físico, psíquico y social. Todos ellos fueron vulnerados gravemente realizándose un enfoque reduccionista del problema, atendiendo sólo al plano físico. Sin embargo, es menester reconocer que el mismo se compone de dos partes que intervienen en toda enfermedad. Hago referencia como co-protagonistas de un proceso de enfermedad tanto al HUESPED (el cuerpo biológico del individuo) como así también al agente patógeno (que podría ser un virus, bacterias, etc.) y donde en los múltiples escenarios posibles éste último sólo interviene en un 10 a 15% en el desarrollo de un cuadro clínico, mientras que el resto depende de ese sistema biológico que mencioné antes, en el cual el individuo pone en marcha diferentes mecanismos a través de su sistema nervioso autónomo e inmune para soslayar aquello que se le presenta como un obstáculo. Entendiendo esto ya podrán sacar sus propias conclusiones acerca del error conceptual al pretender COMBATIR una “nueva partícula viral” como agente etiológico y responsable de un proceso de enfermedad, olvidando todos los otros factores asociados a diferentes cuadros e ignorando la capacidad natural de nuestro cuerpo para enfrentar estas situaciones. El ser humano vive en permanente interacción con sinfines de partículas que llamamos virus y otras conocidas como bacterias. Cabe mencionar que tenemos una flora bacteriana y viral que forma parte de nuestra biología conviviendo en perfecta y armoniosa simbiosis dinámica. Toda medida sanitaria que ignore la biología del ser humano no sólo es, en sí misma, arbitraria e inconsistente científicamente (más aún con todos los avances y el conocimiento actual de la ciencia) sino que desencadena más enfermedad en el inmediato, mediano y largo plazo.
Los confinamientos sólo generaron más pobreza, impidiendo a los individuos ejercer su derecho a trabajar para su autoabastecimiento y generación de recursos propios que le permitan proveerse de alimentos para para sí mismos y todo el grupo familiar. Así es que, de este modo, la pobreza trajo mucha más enfermedad y complicaciones de las ya existentes. Aislar al ser humano sin considerar su esencia de “ser social” que vive, crece y se desarrolla como tal, es inducir una puesta en marcha de múltiples mecanismos de supervivencia a nivel biológico que se expresarán a través del desarrollo de nuevas enfermedades o bien de la evolución tórpida de las presentes. De la misma manera generar MIEDO como estrategia de concientización no hace otra cosa que potenciar estos mencionados mecanismos y perpetuar una respuesta frente a estresores crónicos que se traducen en enfermedad. De manera tal que, para sintetizar la respuesta a tu pregunta, tengo que decirte que ninguna de las medidas tomadas generó más salud en la población general y, por el contrario, el impacto de las mismas fue negativo. Creo que, si el enfoque se hubiera dirigido al HUESPED, respetando los conocimientos básicos de medicina, potenciando el sistema inmune de las personas, sin generar campañas de miedo y terror, sino por el contrario, acercándoles las diferentes herramientas para ser autogestores de su salud y generando un sistema más permeable, cálido y contenedor con un personal de salud adecuadamente contenido, entrenado y no asustado y hasta casi desnudo en recursos tanto técnicos como emocionales y económicos, el impacto no hubiera sido negativo como lo fue desde el momento que se tomaron estas medidas arbitrarias e inhumanas. El foco debería haber sido EMPODERAR al individuo en vez de sumirlo en MIEDO constante, con el consecuente perjuicio sobre el sistema inmune que ello implica.
Además de atender afecciones físicas, también tenes un enfoque integral de la medicina: somos un cuerpo pero, a su vez, tenemos una mente que nos guía. ¿Cómo podemos lograr un equilibrio entre ambos? ¿De qué manera repercute nuestra emocionalidad en el cuerpo físico y viceversa?
Yo diría que somos un TODO: mente-cuerpo y espíritu. En mi caso personal, yo arribé a esa mirada integral luego de un largo camino que fui transitando a través de los años. Los médicos no recibimos esta información en las etapas de formación durante el ciclo de grado. En las facultades de medicina occidental el enfoque es muy materialista y diría que reduccionista, donde no se ve al individuo como un todo. Existen muchos científicos, algunos de ellos contemporáneos entre los que quizás cabe mencionar al Doctor Bruce Lipton de la Universidad de Stanford, y al neurocientífico Joe Dispenza, quien viene trabajando muchísimo en el campo de las neurociencias, buscando demostrar cómo nuestros pensamientos y emociones juegan un rol clave tanto en la aparición como en la curación de un proceso de enfermedad.
También a través de nuevas ciencias como la epigenética y la psiconeuroinmunoendocrinología podemos explicar estos conceptos. Existe una correlación entre el sistema nervioso central, autónomo y endócrino. Nuestros pensamientos emiten señales de onda de diferente longitud y frecuencia, y ellas impactan directa o indirectamente (mediante vías de mediadores químicos, con regulación sobre receptores y canales de membrana) en la membrana celular, con la consiguiente activación de nuevos circuitos intracelulares que activarán, o no, algunos genes para su expresión, lo cual finalmente se traducirá en la elaboración de una proteína específica, la cual forma parte, a su vez, de nuevas cascadas enzimáticas dentro y fuera de la célula. Todo ello se traduce finalmente en la mayor o menor funcionalidad de un órgano o tejido.
Por esta razón es que ciertas emociones como calma, paz y tranquilidad se relacionan con un tipo de mensaje y la liberación de neuromediadores que generan un impacto beneficioso a la célula y, por el contrario, las situaciones de estrés, miedo, angustia y ansiedad gatillan la descarga de otros químicos con impacto negativo en ellas.
Llega un paciente a tu consultorio por primera vez. ¿En base a qué preguntas realizas un diagnóstico? Si ese paciente, además de tener una afección física notas que está siendo afectado por algún factor de índole psicológico, ¿cómo lo abordas?
Bueno, en primer lugar, cabría destacar que no todos los pacientes están ávidos de otras maneras de enfocar la medicina o de abrirse a otras respuestas. Así que la primera pregunta que hago siempre es sobre la inquietud o problema que los trae a la consulta. Desde allí se abre un diálogo con el paciente donde esa dinámica constante y el flujo de información permite una aproximación diagnóstica para saber hasta dónde está dispuesto a abordar lo que trae como problema. Siempre hay una primera causa de índole emocional o de “sentir” que gatilla el proceso que se vive como problema o enfermedad. Pero hay diferentes maneras de abordarlo e incluso distintas etapas. En mi caso, cuento con diferentes herramientas que puedo ofrecer si el paciente está dispuesto a realizar ese viaje hacia el entendimiento del cómo, porqué y para qué enferma. Me rodeo de una red de profesionales de otras especialidades como así también de facilitadores de diferentes terapias con quienes muchas veces realizamos un verdadero trabajo en equipo.
Para estar saludable no solo necesitamos mantener una buena alimentación, realizar actividad física y descansar adecuadamente, sino que somos parte de un entorno que nos afecta y al cual afectamos ¿Qué importancia tienen los seres queridos en la cura de una enfermedad y cómo ayuda estar en contacto con la naturaleza al momento de sanar?
Como mencioné anteriormente somos seres sociales y ese entorno en el cuál vivimos, como así también nuestra interacción con el mismo, interviene no sólo en la cura de una enfermedad sino también en la presentación de otras nuevas. Me gustaría mencionar al Doctor Sheldon Cohen, un médico psiquiatra que ha realizado amplia investigación en el campo del estrés y su relación en el curso de las infecciones respiratorias, por ejemplo, demostrando que los vínculos, los afectos, los sentimientos positivos son fundamentales en una evolución favorable de estos cuadros y, muy por el contrario, lo opuesto genera una evolución tórpida de la enfermedad.
El contacto con la naturaleza activa ciertos neuromediadores que se relacionan con la percepción de calma y el estado fuera de alerta por parte del sistema nervioso autónomo. Es a través del sistema parasimpático que permitimos un efecto positivo sobre ciertas células del sistema inmune, como así también la acción directa sobre mediadores inflamatorios tales como las interleuquinas, participantes activas de todo proceso inflamatorio.
Como en todo arte, disciplina o profesión, el que lo ejerce tiene diferentes formas de percibirlo y actuar en consecuencia. En tu caso, ¿cómo vivís y prácticas la medicina?
Bueno, creo que un poco lo fui desarrollando al responder las preguntas anteriores. Mi concepción de la medicina cambió en los últimos años, puesto que pude integrar muchos conceptos aprendidos en el transcurso de mi experiencia profesional e incorporé nuevos conceptos relacionados a las neurociencias, el modelo de la medicina germánica, y a ello agregué mi propio camino de autoconocimiento personal. De modo tal que hoy me resulta difícil disociar al ser humano y fragmentarlo en pedacitos, que es como nos hemos especializado en la medicina hegemónica desde los años básicos de formación.
Contanos acerca de las 5 Leyes Biológicas del Doctor Hamer y cómo convive esta concepción de la medicina con la medicina más tradicional.
Respecto a mi formación en las 5 leyes biológicas la realicé junto a Mark Pfister, quien estuvo muchos años al lado del Doctor Hamer y creó una escuela de formación con sede en Italia: “Ciencias Bio-Lógicas Integradas” (modalidad virtual y presencial). En el año 2019 la trajo como curso de postgrado a la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) donde me formé. Este es un modelo diferente de “entender la enfermedad”. El Doctor Hamer inicia sus investigaciones en este modelo a partir de una situación de pérdida y duelo personal generado por el fallecimiento de su hijo. Estudia a sus pacientes y descubre que la enfermedad se inicia como respuesta a un “conflicto biológico”, un SENTIR frente a algo que nos pasa y lo vivimos de manera súbita y en soledad. Ello activa un foco neurológico ubicado en el sistema nervioso central (corteza cerebral, sustancia blanca, cerebelo o tronco encefálico) y, a través de una correlación embriológica, se activa la respuesta de un órgano específico. Esto lo hace mediante el sistema nervioso autónomo, el responsable de modular esta respuesta de manera bifásica en dos etapas básicas: fase activa y fase de reparación. Es en esta última donde a través de la regulación mediante el sistema parasimpático, el tejido inflama y es lo que conocemos como enfermedad. En esta etapa, los gérmenes (virus, bacterias, hongos o parásitos) intervienen para la remoción de material de desecho como parte del proceso.
Yo creo que lo maravilloso de esta mirada es que no nos disocia, sino que nos ve y entiende como ese todo que somos. Es una medicina con un enfoque de paz, tanto para el paciente como para el profesional, ya que permite ampliar la mirada y encontrar ese traje a medida para cada individuo que le permita resolver su conflicto o enfermedad.
Como reza el dicho, sabemos que «más vale prevenir que curar». Sin embargo, muchas veces acudimos al médico en forma reactiva y no preventiva, es decir, vamos al consultorio cuando el síntoma nos aqueja. ¿En qué momentos consideras que es necesaria una consulta médica?
Yo creo que la medicina perdió el foco en los últimos 20 años y se convirtió en una medicina comercial y burocrática, donde la demanda de estudios innecesarios sostiene un sistema prestacional de prepagos y obras sociales que la gente asocia con prevención de salud y no siempre es así. Creo que la verdadera prevención está en recurrir a personas que te enseñen aquellos hábitos y estrategias que te permitan mantener y ser autogestor de tu “estado de salud”. Desde esa perspectiva cada uno acudirá en el momento que lo crea necesario, puesto que aprenderá a identificar las señales de su propio cuerpo y a escucharlo.
Por último, teniendo en cuenta el contexto cambiante y turbulento que seguimos atravesando a nivel mundial ¿qué consejos le darías a la población para vivir una vida lo más saludable posible?
Pienso que es clave entendernos como seres biológicos y espirituales, porque desde esa amplia perspectiva podremos acercarnos a entender nuestra biología y generarnos todo aquello que nos de calma, como estímulo y equilibrio de nuestro sistema nervioso autónomo. Por otro lado, entendiendo la espiritualidad como un estado vibratorio y energético, de conexión con el TODO, no palpable ni tangible, y que ese estado afecta a la membrana plasmática celular (que es el lugar físico donde se anclan receptores responsables de muchas respuestas generadas en cascada química dentro de la célula), podremos permitirnos esa vibración y ese estado de paz, que es el estado óptimo para las células de nuestro cuerpo.
Ahora bien, lograr eso es un desafío constante y más aún en tiempos de turbulencias. Así que yo los invito siempre a redireccionar la marcha hacia adentro nuestro y a tratar de buscar nuestra conexión con esa esencia que somos, en espacios de respiración consciente y meditación, tratando de no estar solos en esa búsqueda que, si bien es personal e individual, siempre es bueno hacerlo rodeados de pares, en tribu y acompañados.
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1 comentario
Me encanta con la claridad que explica.