Visita guiada sobre astrología en el Museo Xul Solar: un viaje introspectivo

En el corazón del barrio de Recoleta, sobre la calle Laprida 1212, se alza un museo que no solo resguarda la obra de uno de los artistas más singulares de Argentina, sino que también ofrece una experiencia sensorial y espiritual que trasciende el tiempo. El Museo Xul Solar, antigua residencia del artista, abre sus puertas a un mundo donde lo esotérico y lo estético dialogan desde el alma.

Oscar Agustín Alejandro Schulz Solari, sagitariano de pura cepa, conocido popularmente como Xul Solar, fue mucho más que un artista plástico. Fue un visionario. En cada sala del museo, su obra revela una mente inquieta, apasionada por los lenguajes sagrados, las estructuras simbólicas del universo y la posibilidad de una conexión trascendental a través del arte. No sorprende entonces que la astrología y el tarot ocupasen un lugar destacado en su producción.

Entrar al Museo es como atravesar un umbral lleno de magia, un paso silencioso desde la ciudad real y tangible hacia un universo íntimo y enigmático. Esta antigua casa parece vibrar aún con la energía mística del pintor. Las paredes, que antaño escucharon sus pensamientos en voz alta, custodian hoy un legado tan singular como cósmico, a la vez que los colores y símbolos de sus obras nos hablan en un idioma que no se aprende, sino que se siente.

La visita astrológica recorre la obra de Xul y nos sumerge de lleno en sus interpretaciones astrológicas, del tarot, de la Kabalá y en su maravillosa conexión con los planos más elevados. Su sensibilidad pisciana y los conocimientos de estos lenguajes ocultos que fue adquiriendo a lo largo de su vida, nos interpelan hoy a través de su arte. Las acuarelas, las texturas y la reconfiguración de su mundo interno dan cuenta de una visión tan única como extraordinaria, como si hubiese descifrado un código secreto que enlaza los planetas con nuestras emociones más profundas y quisiera transmitirlo a toda la humanidad.

El anhelo de Xul por transformar escorpianamente cada una de sus obras nos habla de un ser con un gran poder creativo para plasmar lo oculto en algo tangible. En sus cuadros, los signos del zodíaco se comunican armoniosamente entre sí, invitándonos a contemplar el cielo con otros ojos. Sus cartas del tarot no son predicciones, son revelaciones. Solo una mente tan lúcida pudo haber reformulado el tradicional mazo marsellés de 22 arcanos para dar vida a un juego de 24 nuevas piezas que incluyen símbolos que mutan y con colores que vibran distinto. El Mago, la Torre, la Rueda de la Fortuna… todos parecen pertenecer a un tarot de otro plano. Es imposible no sentirse leído por esas imágenes, como si en lugar de estar frente a un dibujo, uno estuviera siendo interpretado. Me pregunto cuántas noches en vela habrá pasado Xul, meditando en soledad para comprender desde sus entrañas lo que nos conecta con lo eterno…

Caminar por este museo es mucho más que una visita: es un llamado a lo que Xul Solar supo intuir mejor que nadie: que el arte, la espiritualidad y el conocimiento no están separados, sino que son parte de algo superior que nos atraviesa si estamos dispuestos a conectar.

El recorrido concluye, pero la experiencia permanece. Me voy con la sensación de haber conversado con un sabio que no impone respuestas, sino que enciende preguntas y siembra semillas. Y mientras vuelvo a la ciudad que late afuera, estoy convencida de que algo en mí ha cambiado, aunque no pueda explicarlo con palabras. Quizá, como Xul, también necesito inventar un nuevo idioma para nombrar lo invisible.

Web: Museo Xul Solar

Instagram: Museo Xul Solar


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